Cómo eliminar la candidiasis


Ingredientes

4 cabezas de ajo enteras

4 limones

1 raíz de jengibre fresco

Cúrcuma en polvo

1 litro de agua mineral

Pimienta cayena

Canela

Tomillo

1 botella de vidrio con tapa

Preparación

Poner el ajo sin pelar en el agua, añadir los limones cortados y el jengibre sin pelar y dejar que hierva durante 40 minutos.

Después de retirar del fuego y cuando ya esté tibio, agregar la cúrcuma, una pizca de cayena y una de canela y mezclar hasta que se integre todo.  Opcionalmente se pueden agregar nueve gotas de aceite de árbol del té.

Guardar la mezcla en la botella de vidrio y almacenar en el refrigerador.

Tratamiento:

Tomar una cucharada diario en ayunas durante 15 días.


La Cándida albicans es una levadura que reside en nuestro tracto intestinal y si todo va bien vive en armonía dentro de nosotros y cumple sus funciones de mantener el equilibrio intestinal, eliminar restos de carbohidratos mal absorbidos, absorber cierta cantidad de metales pesados para evitar que entren en nuestra sangre, y mantener el pH de nuestra sangre en equilibrio.

La candidiasis surge cuando por varios factores se deprime el sistema inmune y se desequilibra la flora intestinal, causando el crecimiento excesivo de esta levadura.

 


Factores desencadenantes de la candidiasis

  1. Exceso de azúcar, bebidas alcohólicas, levaduras, trigo y carbohidratos simples y refinados. Este tipo de alimentos, a parte de alimentar la cándida directamente hacen aumentar los niveles de glucosa en la sangre, que también hará que se alimenten.
  2. Consumo de peces de piscifactoría, porque están intoxicados con mercurio y alimentados con soja transgénica, trigo y restos de animales muertos.
  3. Exceso de carne no ecológica, debido a las hormonas y medicamentos con los que son alimentados los animales de granja convencionales.
  4. Consumo de embutidos, porque están repletos de azúcar, lactosa, conservantes, colorantes y otras sustancias tóxicas.
  5. Uso de antibióticos, porque destruyen la flora intestinal bacteriana pero no la candidiasis; otros medicamentos como la cortisona, que deprimen el sistema inmune; o los anticonceptivos, que destruyen nutrientes como la vitamina B6, que es indispensable para un sistema inmune saludable.
  6. Falta de nutrientes. Es más común la candidiasis en personas que no siguen unos buenos hábitos de alimentación, ya que sufren malas digestiones, fermentaciones, carencia en la absorción de los nutrientes, o subidas y bajadas de azúcar en sangre, de modo que al final terminan con un sistema inmune totalmente debilitado.
  7. Carencia de enzimas digestivas y ácido clorhídrico. Cuando segregamos pocas enzimas tenemos malas digestiones, se fermentan los alimentos en nuestro interior y sufrimos putrefacción intestinal. Entonces irritamos la mucosa intestinal y desequilibramos la flora, dando pie al sobre crecimiento de levaduras como la cándida.
  8. Uso y consumo de agua del grifo, ya que tiene cloro que destruye la flora intestinal, y flúor que deprime el sistema inmune.
  9. Estrés prolongado en el tiempo. Cuando nos estresamos el cortisol y los niveles de glucosa en sangre aumentan, y por otro lado se deprime el sistema inmune y se destruye la flora bacteriana intestinal.
  10. Embarazo o niveles elevados de progesterona. Durante el embarazo los niveles de progesterona aumentan, induciendo a las glándulas endometriales a producir glucógeno, lo cual favorece el crecimiento de las cándidas vaginales. Por otro lado, unos niveles altos de progesterona pueden provocar resistencia a la insulina, causando un exceso de glucosa en la sangre y favoreciendo el crecimiento de las cándidas.
  11. Diabetes y obesidad.

Síntomas de sufrir candidiasis

El hongo cándida suelta toxinas en el torrente sanguíneo y tiene un efecto devastador en el sistema nervioso y el sistema inmune; afecta al bienestar físico, mental y emocional. Cuando la cándida se apodera de nuestro cuerpo, nos pide de manera ansiosa hidratos de carbono y dulces, lo que aún la alimenta más y consigue proliferar de tal manera que agota el sistema inmunológico.

La candidiasis se origina en primer lugar en los intestinos, y luego puede ir a cualquier otro órgano y parte de nuestro cuerpo.

Algunos de los síntomas que podemos tener si sufrimos de candidiasis son: depresión; ansiedad; baja autoestima; cansancio incluso a pesar de haber dormido 8 horas; dificultad para tomar decisiones; confusión mental; ansiedad por dulces y carbohidratos; dolor de cabeza; malestar general; lengua blanca; exceso de histamina; permeabilidad intestinal; gases y flatulencias; fatiga injustificada; manos y/o pies fríos; diarreas y/o estreñimiento; distensión abdominal; ardor estomacal; reflujos ácidos; sensación de embotamiento; formación de gases después de las comidas; sensación de hinchazón al comer o poco después; mareos; retención de líquidos.

Se pueden diferenciar dos tipos de personas con candidiasis:

  • Personas con evidencias claras de candidiasis en la vagina o la boca, con enfermedades del sistema inmune, embarazadas, diabéticos o pacientes con cáncer que están en tratamiento de quimioterapia.
  • Personas que sufren candidiasis crónica con una sintomatología menos “clara” pero que tienen algunos de los síntomas que describo a continuación: Insomnio, infecciones crónicas, alergias, picores vaginales y/o anales, afonía, congestión nasal, falta de equilibrio, vértigo, síndrome premenstrual, desequilibrio hormonal, erupciones frecuentes, aftas bucales, acné, uñas quebradizas, hongos en las uñas de las manos o de los pies, lengua blanca y seca y/o pastosa, anemia, debilidad al saltarse una comida, sueño después de comer, sudor nocturno, infecciones frecuentes de los senos nasales o los oídos, conjuntivitis, infecciones del tracto urinario (cistitis), problemas renales, dolores articulares y musculares.

Cómo diagnosticar la candidiasis

Las personas que sufren candidiasis en silencio, sin saberlo, a menudo se sienten débiles, son tachados de hipocondríacos que se quejan sin motivo, y sienten que algo no va bien pero no saben qué les pasa porque notan que no tienen la energía de antes, que les cuesta hacer cosas que antes disfrutaban, que pierden la memoria o cualquiera de los síntomas descritos anteriormente.

Buscando la solución y respuestas a diferentes sintomatologías y desajustes van de médico en médico: acuden a psicólogos por los estados depresivos, a neurólogos por la migraña o la falta de memoria, son medicadas por la ansiedad, tratadas por la fibromialgia o la histamina, acuden al endocrino y son diagnosticadas con colon irritable, etcétera. Y en realidad lo que pasa es que el sistema inmune está débil y hay candidiasis.

Hay varias maneras de diagnosticar la candidiasis

  1. Por análisis de sangre. Si los niveles de eosinófilos tienden a estar en el extremo máximo y a la vez los niveles de basófilos bajos es una señal de que hay alguna alteración bacteriana y sobre crecimiento de levaduras.
  2. Test de la arabinosa en orina. Es un tipo de azúcar que en presencia de candidiasis no se metaboliza adecuadamente por la orina y da resultados de test elevados.
  3. Cultivos microbiológicos -para analizar la presencia de levaduras-, ya sean vaginales, de la mucosa bucal, oftalmológico, nasal o de heces.
  4. Por aparatos de Biorresonancia.
  5. Pruebas de resistencias a los distintos anti-fúngicos.
  6. Por kinesiología. Con esta técnica, además, se puede precisar con mucho detalle qué alimentos excluir de la dieta.
  7. Por sintomatología. Si al leer la sintomatología se padecen varios síntomas.
  8. Test del vaso y la saliva, según Andreas Moritz en su libro “Los Secretos Eternos de la Salud”.  Al levantarse por la mañana, hay que enjuagarse la boca y luego llenar un vaso de agua fresca. Se junta un poco de saliva y se escupe en el vaso. Hay que observar qué sucede con la saliva durante los siguientes 30 ó 40 minutos, en especial durante los primeros minutos. Si se tiene una infección por cándida aparecerá al menos uno de estos indicios:
    1. Hebras que se forman a partir de la saliva y descienden hacia el fondo del vaso.
    2. Presencia de saliva de aspecto extraño en el fondo del vaso.
    3. Pequeñas motas turbias suspendidas en el agua.

Cuanto más rápido se formen las hebras y las pequeñas motas turbias, más extendida estará la infección. Si los indicios señalados suceden de inmediato, significa que la infección se ha extendido a otras partes del cuerpo. Por otro lado, si la saliva queda flotando en la superficie y el agua se mantiene perfectamente clara, lo más probable es que no se tenga ninguna infección. Cuando existe un desarrollo excesivo de bacterias, la prueba mostrará los resultados a cualquier hora del día.

 


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