En la sociedad contemporánea, muchas personas enfrentan una creciente sensación de ansiedad y estrés al darse cuenta de que gran parte de nuestra vida está construida sobre una serie de ficciones: las convenciones sociales, las estructuras políticas, las exigencias económicas y las normas culturales que, a menudo, no reflejan la verdadera naturaleza de la realidad. Esto puede ser profundamente perturbador y llevarnos a una desconexión con el entorno social y un profundo conflicto interno, generando un sentimiento de alienación, estrés y ansiedad. Este texto, explora cómo mediante las filosofías orientales, particularmente el budismo y la Medicina Tradicional China (MTC), junto con la teoría del yin y el yang y conceptos de la psicología moderna, es posible construir y deconstruir nuestra realidad personal y encontrar armonía en un mundo líquido y a veces percibido como una mentira.  

La realidad según el budismo. 

El budismo ofrece una perspectiva profunda sobre la naturaleza de la realidad. Según esta tradición, la realidad tal como la percibimos está intrínsecamente vacía de existencia inherente. Esta vacuidad no implica que las cosas no existan, sino que no existen de manera independiente, separada de las condiciones que las producen. En otras palabras, la realidad es interdependiente y transitoria, y cualquier apego a una visión fija de las cosas genera sufrimiento. 

Este sufrimiento, conocido como dukkha, surge cuando nos aferramos a ideas o expectativas que no se corresponden con la naturaleza cambiante y vacía de la realidad. En este sentido, el estrés y la ansiedad que experimentamos al darnos cuenta de que vivimos en una mentira no es más que una manifestación de este apego. El budismo nos invita a soltar estas expectativas y a aceptar la vacuidad de la realidad, lo cual puede llevar a una mayor paz mental. 

El autoengaño como mecanismo de supervivencia 

La disociación entre la verdad y la ficción social también se explora en la filosofía moderna. La raíz del autoengaño radica en que los seres humanos, para sobrevivir en sociedad, recurren a “verdades” que les permiten lidiar con la realidad sin perder la cordura. La mente, o la psique, está programada para el autoengaño, lo que explica por qué muchas personas pueden vivir en un mundo de ficciones sin cuestionarlo. 

Sin embargo, aquellos que se embarcan en una búsqueda filosófica o espiritual (no religiosa y libre de dogmas) se ven obligados a confrontar estas ficciones, lo que los lleva a un estado de conflicto interno. Estos individuos, que buscan una verdad más profunda, se encuentran a menudo marginados en la sociedad, incapaces de compartir su percepción de la realidad con aquellos que están inmersos en los autoengaños necesarios para la supervivencia diaria. Esto puede generar un ciclo de estrés y ansiedad que, si no se aborda, puede llevar a la depresión y a una desconexión total con la sociedad. 

En este contexto, surge la necesidad de construir y deconstruir nuestra propia realidad. 

 “Si tengo las respuestas —mis propias respuestas a partir de mi trabajo personal—, puedo construir y deconstruir mi propia realidad, resignificando la percepción de que la realidad representa a un mundo líquido, artificial y pretensioso que es una mentira, de tal forma que pueda convivir armónicamente y sin expectativas o apegos con ese mundo cambiante y dinámico”. De este modo, aunque reconozcamos la falsedad inherente en las estructuras sociales, podemos encontrar formas de convivir con ellas sin perder nuestra esencia. 

Modernidad líquida: Adaptabilidad en un mundo en constante cambio. 

La teoría de la modernidad líquida, propuesta por Zygmunt Bauman, complementa esta reflexión al describir cómo las estructuras sociales y económicas actuales son tan fluidas y cambiantes que el individuo se ve obligado a adaptarse constantemente. Bauman sostiene que la estabilidad es una ilusión en la sociedad moderna; en lugar de productos duraderos, la sociedad consume experiencias efímeras, y esta transitoriedad se ha convertido en la norma. 

Esta liquidez genera una sensación de inseguridad y precariedad que puede agravar el estrés y la ansiedad. En este mundo líquido, las personas deben estar dispuestas a reconstruir su identidad y su realidad continuamente, lo que puede resultar agotador. Sin embargo, al igual que en la filosofía budista, la clave para manejar esta situación radica en la aceptación de la impermanencia y en la capacidad de adaptarse sin aferrarse a una idea rígida de uno mismo o de la sociedad. 

La psicología como herramienta para lograr cambios.

Las técnicas de la psicología cognitivo-conductual (PCC) pueden ser útiles para desenredar la mente de los patrones de pensamiento que perpetúan el estrés y la ansiedad. La PCC ayuda a identificar y desafiar las creencias irracionales o distorsionadas que pueden surgir al enfrentarse con una realidad que parece falsa. Al reestructurar estos pensamientos, es posible reducir la angustia emocional y encontrar maneras más saludables de interactuar con el mundo. 

La psicoterapia Gestalt, por otro lado, enfatiza la importancia de la integración y la presencia en el “aquí y ahora”. La Gestalt nos anima a aceptar los opuestos que existen dentro de nosotros y en el mundo exterior. En lugar de luchar contra la disonancia entre la verdad interna y la realidad social, la Gestalt sugiere que encontremos una manera de integrar estas experiencias, aceptando la imperfección del mundo y de nosotros mismos. 

Soluciones desde la medicina tradicional china: equilibrando el Yin y el Yang. 

La medicina tradicional china (MTC) ofrece un marco comprensivo para entender y tratar los desequilibrios emocionales que surgen al enfrentarse con la realidad y sus autoengaños. En la MTC, la mente y las emociones están intrínsecamente conectadas con los órganos del cuerpo, y el bienestar mental depende de la armonía entre el yin y el yang, así como de las relaciones dinámicas entre los cinco órganos principales: hígado, corazón, bazo/páncreas, riñón y pulmón. 

El Yin y el Yang: Manteniendo el equilibrio 

El concepto de yin y yang es fundamental en la MTC. Representan fuerzas opuestas pero complementarias que están en constante interacción. El yin se asocia con lo pasivo, lo oscuro, lo femenino, mientras que el yang representa lo activo, lo luminoso, lo masculino. El equilibrio entre estas dos fuerzas es esencial para la salud física, mental y emocional. 

Cuando el yin y el yang están en desequilibrio, se manifiestan síntomas de angustia, ansiedad y estrés. Por ejemplo, un exceso de yang, asociado con la hiperactividad mental y la sobreestimulación, puede llevar a un estado de ansiedad constante. Por otro lado, un exceso de yin puede resultar en pasividad excesiva, depresión y falta de energía para enfrentar las dificultades de la vida. 

La MTC sugiere varias formas de restaurar el equilibrio entre el yin y el yang. Estas incluyen prácticas como la acupuntura, la fitoterapia, la meditación y el qigong, que no sólo buscan equilibrar estas energías, sino también conectar al individuo con su entorno natural y social de una manera más armónica. 

Los cinco órganos: relaciones dinámicas y factores patógenos 

En la MTC, cada órgano principal se asocia con un elemento y una emoción específicas. Los órganos no funcionan aisladamente; se interconectan mediante relaciones dinámicas descritas en términos de las relaciones padre-hijo y abuelo-nieto. Estas relaciones explican cómo un desequilibrio en un órgano puede afectar a otros, creando un ciclo de desarmonía que se refleja en la salud mental y emocional. 

  1. Hígado (Madera): Asociado con la emoción de la ira. Un hígado desequilibrado puede generar frustración e irritabilidad, lo que a su vez puede afectar al corazón, el cual es responsable de la mente y las emociones. 
  1. Corazón (Fuego): Relacionado con la alegría y la mente (Shen). Un corazón en desequilibrio puede provocar ansiedad, insomnio y una mente inquieta, interfiriendo en la capacidad de tomar decisiones claras. 
  1. Bazo/Páncreas (Tierra): Conecta con la reflexión y la preocupación. Un bazo debilitado puede llevar a la rumiación excesiva, generando preocupación crónica y afectando la digestión tanto física como mental. 
  1. Pulmón (Metal): Asociado con la tristeza y la capacidad de soltar. Un pulmón desequilibrado puede llevar a la melancolía y a la incapacidad de dejar ir el pasado. 
  1. Riñón (Agua): Relacionado con el miedo. Un riñón debilitado puede resultar en un miedo irracional, afectando la voluntad y la determinación para enfrentar los desafíos de la vida. 

Los factores patógenos como el viento, el frío, la humedad, el calor y la sequedad también pueden influir en estos órganos, exacerbando desequilibrios emocionales. Por ejemplo, el “viento” puede agitar el hígado, llevando a una ira incontrolada, mientras que el “frío” puede afectar los riñones, intensificando el miedo. 

Relaciones padre-hijo y abuelo-nieto 

Las relaciones padre-hijo y abuelo-nieto describen cómo los órganos interactúan entre sí. En la relación padre-hijo, un órgano (el padre) nutre o controla a otro (el hijo). Por ejemplo, el hígado (Madera) es el padre del corazón (Fuego), lo que significa que la salud del hígado influye directamente en la estabilidad emocional y mental del corazón. 

En la relación abuelo-nieto, un órgano (el abuelo) controla al órgano de la generación siguiente (el nieto). Así, el hígado (Madera) controla al bazo/páncreas (Tierra), lo que significa que un hígado saludable puede prevenir la preocupación excesiva que afecta al bazo/páncreas. 

Estas interrelaciones son cruciales para entender cómo los desequilibrios en un órgano pueden desencadenar una cascada de efectos en otros, lo que se traduce en un desequilibrio emocional. La MTC propone tratar no solo el órgano afectado, sino también armonizar sus relaciones con otros órganos, lo que permite una solución holística al problema. 

Conclusión: Una filosofía de equilibrio 

En un mundo donde las verdades parecen tan líquidas y cambiantes como la propia modernidad, encontrar un sentido de paz y estabilidad puede parecer un desafío insuperable. Sin embargo, al tener nuestras propias respuestas, construidas a partir de un trabajo personal profundo, podemos deconstruir la realidad social y reconstruir una propia que nos permita convivir en armonía con el mundo exterior, incluso si este mundo es, en parte, una mentira. 

Vivir en paz en un mundo de autoengaños no significa aceptar la falsedad sin cuestionar, sino reconocer que la sociedad, como nosotros, necesita ciertas ficciones para funcionar. La clave está en no perder de vista nuestras verdades personales, que nos permiten navegar las aguas turbulentas de la modernidad líquida sin sucumbir a ellas. 

La Medicina Tradicional China no solo ofrece un diagnóstico de los problemas emocionales derivados de vivir en una mentira, sino también soluciones prácticas para restaurar el equilibrio. Al entender la dinámica del yin y el yang, las relaciones entre los órganos y la influencia de los factores patógenos, podemos abordar el estrés y la ansiedad ayudándonos a resignificar todos estos conceptos y crear un estilo de vida basado en una filosofía de equilíbrio. 

 

 

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