Existe una relación muy estrecha entre acupuntura y salud, ya que esta terapia considera que en nuestro organismo existen varios puntos claves que distribuyen energía y logran así su equilibrio.
Cuando estamos enfermos en algunos de esos puntos que se conectan con órganos como el hígado, el pulmón, el bazo y el riñón se estanca la energía. Es entonces cuando a través de agujas se pincha el punto bloqueado logrando la irradiación correcta, dándonos como resultado bienestar en todos los sentidos.
Es así que la acupuntura es capaz de prevenir y curar enfermedades físicas y de la conducta, es incuso efectiva para tratar enfermedades agudas, crónicas o degenerativas.
En los niños se utiliza por ejemplo, para:
• Fortalecer el sistema inmunológico y prevenir enfermedades.
• Curar la indigestión.
• Ayuda a disminuir el dolor ya que actúa estimulando la producción de endorfinas y serotonina en el sistema nervioso central.
• Baja la fiebre y disminuye el reflujo.
• Útil en problemas del sueño.
• Efectiva en las infecciones de la piel.
• Problemas de conducta.
• Disminuye el estrés y la ansiedad por la producción de endorfinas al manipular las agujas.
• Útil para combatir un problema muy común en los niños: mojar la cama.
Puesto que la acupuntura considera que a través de la emoción que cada órgano manifiesta, se podrá determinar el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, se dice que cuando existen problemas respiratorios crónicos, el niño experimenta abandono, tristeza y sensación de pérdida.
Sesión de acupuntura.
Antes de que el acupunturista determine el tratamiento, se deben hacer algunas evaluaciones:
• Tomar el pulso y examinar la lengua del paciente para diagnosticar desequilibrios de energía.
• Investigar el ambiente donde crece el niño, su alimentación, lo que más le gusta comer, alimentos que no le agradan, las relaciones familiares, etcétera.
• Determinar comportamientos tales como cólera, agresión, depresión, etcétera.
• Localizar los puntos que se van a conectar con aquellos órganos involucrados en las manifestaciones.
• Determinar el número de agujas, los tiempos que durará la inserción y el número de sesiones, que para los niños es generalmente menor ya que sus cuerpos son muy activos y responden rápidamente a los estímulos.
En cuanto a las agujas, éstas son muy finas para causar el menor dolor posible, también puede sentirse hormigueo o entumecimiento.
Acupresión para los más pequeños
Si al niño le asustan las agujas y no tolera el dolor, otra opción es por medio de masajes haciendo presión sobre los puntos acupunturales.
Esta técnica ayudará al crecimiento del niño porque previene enfermedades, activa la circulación, desarrolla los músculos, relaja y por supuesto ayuda a mejorar la relación padre-hijo.
Para tratar algunos malestares comunes en los niños más pequeños se realizan ciertos masajes, por ejemplo:
-Conciliar el sueño: Para lograrlo se debe realizar un masaje en dirección de las agujas de un reloj en los pequeños huesos de las pantorrillas y luego en las palmas de las manos.
-Si el niño tiene dolor de garganta: Masajear en la punta de los pulgares. Efectuar los movimientos unas cincuenta veces en el sentido de las agujas de un reloj.
-Diarrea: Dar masajes en la parte del vientre situada debajo del ombligo en el sentido inverso de las agujas de un reloj.
-Si llora mucho durante la noche: Los masajes se enfocarán desde la raíz de la nariz subiendo hasta la parte más alta del cráneo.
-Para dolores tan comunes en la infancia como el de dientes, se realiza un pequeño masaje en la mano entre su pulgar y su índice (50 veces).
-Combatir el estreñimiento con un masaje del vientre debajo del ombligo (50 veces), en el sentido de las agujas de un reloj.
